Carlos Carballeira Fotógrafo Ferrol

Sobre mí

Blog del fotógrafo de Ferrol Carlos Carballeira

Cuando era muy pequeño y siempre que había algún momento especial, que no tenía por qué ser un cumpleaños o Reyes, sino un día en el que íbamos a comer al campo, o mejor aún, cuando íbamos a la playa en familia, veía que mi abuelo se traía su cámara de fotos que brillaba un montón, con una fundita de cuero marrón gastado que me parecía súper bonita. Pero claro, como yo era un trasto, ¡nunca me la dejaba!

A veces se marchaba de paseo por la playa y lo veía a lo lejos haciendo fotos a un farito, al mar, a un velero que estaba varado en la arena. Otras veces me pedía que hiciese “pinches” como él decía, en las olas…

Unas dos semanas después me enseñaba orgulloso las fotos que había sacado ese día y juntos las íbamos pegando en los álbumes que tenía para cada carrete que usaba. También hacía unas etiquetas que, y eso sí que me dejaba hacerlo, pegaba yo en cada uno, para después guardarlos en un estante donde quedaban ordenados, formando así nuestra pequeña biblioteca de recuerdos.

Y llegó mi comunión, y es en ese día cuando apareció una “Kodak Instamatic”, y en lugar de estar con mis otros juguetes saltando de uno a otro durante toda la semana, estuve quitando fotos cada vez que llegaba del cole, ya que aparte de la película que venía con la cámara alguien al que quiero mucho había sido previsor y había completado el regalo con otros diez rollos.

Y bueno, después de este cuento infantil, que no dejará de serlo nunca gracias a mi abuelo, creo que la conclusión es que soy fotógrafo desde entonces…Después vinieron una serie de aciertos y errores, que son parte de la vida para todos y llegué a donde quiero estar. Así que sí, creo que soy fotógrafo por vocación y que no querría vivir de otro modo, porque además dudo mucho que supiese hacerlo.

Blog del fotógrafo de Ferrol Carlos Carballeira

Cuando era muy pequeño y siempre que había algún momento especial, que no tenía por qué ser un cumpleaños o Reyes, sino un día en el que íbamos a comer al campo, o mejor aún, cuando íbamos a la playa en familia, veía que mi abuelo se traía su cámara de fotos que brillaba un montón, con una fundita de cuero marrón gastado que me parecía súper bonita. Pero claro, como yo era un trasto, ¡nunca me la dejaba!

A veces se marchaba de paseo por la playa y lo veía a lo lejos haciendo fotos a un farito, al mar, a un velero que estaba varado en la arena. Otras veces me pedía que hiciese “pinches” como él decía, en las olas…

Unas dos semanas después me enseñaba orgulloso las fotos que había sacado ese día y juntos las íbamos pegando en los álbumes que tenía para cada carrete que usaba. También hacía unas etiquetas que, y eso sí que me dejaba hacerlo, pegaba yo en cada uno, para después guardarlos en un estante donde quedaban ordenados, formando así nuestra pequeña biblioteca de recuerdos.

Y llegó mi comunión, y es en ese día cuando apareció una “Kodak Instamatic”, y en lugar de estar con mis otros juguetes saltando de uno a otro durante toda la semana, estuve quitando fotos cada vez que llegaba del cole, ya que aparte de la película que venía con la cámara alguien al que quiero mucho había sido previsor y había completado el regalo con otros diez rollos.

Y bueno, después de este cuento infantil, que no dejará de serlo nunca gracias a mi abuelo, creo que la conclusión es que soy fotógrafo desde entonces…Después vinieron una serie de aciertos y errores, que son parte de la vida para todos y llegué a donde quiero estar. Así que sí, creo que soy fotógrafo por vocación y que no querría vivir de otro modo, porque además dudo mucho que supiese hacerlo.

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